Vínculo:
Julio Cortázar: Y
con respecto al boom, empezando porque en el caso del cómic, siempre me ha
molestado, el fenómeno latinoamericano se ha definido con un término inglés que
es, políticamente muy significativa esa debilidad, lamentable debilidad. Yo
creo que el “boom” responde al azar, ese azar que hace tan bien las cosas, el
azar hace muy bien las cosas en la historia, lo hace mucho mejor que la lógica.
En un momento histórico importante para América Latina que está dominada por un
imperialismo que la quiere convertir en una factoría, en una colonia. Pues, el
azar que aparezcan 5, 6, 8 excelentes escritores que lanzan un montón de libros
y de golpe crean un estado de conciencia, trabaja todo el continente porque
mira, Joaquín y esto es importante, tú sabes cómo ha sido atacado el boom
considerándolo una especie de maniobra editorial, considerando que la promoción
de los editores había lanzado al Boom – bueno- yo no estoy calificado para
hablar de eso porque yo soy uno de los protagonistas del boom, pero puedo
decirte… Mi obra personal fue hecha, en la soledad, fue hecha en la pobreza,
fue hecha sin el menor apoyo editorial y que cuando los editores se despertaron
a mis libros, a los libros de fuentes, a los de García Márquez, a los de Vargas
Llosa, se despertaron porque las primeras precarias y difíciles ediciones
habían sido bruscamente leídas por un montón de gente que se las pasó de mano
en mano y los editores que no son tontos y que están ahí para ganar dinero,
comprendieron perfectamente que esos escritos había que editarlos. Ellos no nos
inventaron a nosotros. Nosotros escribimos solos. Además, lejos de América
Latina. García Márquez escribió lejos, Vargas Llosa escribió lejos, Asturias
escribió lejos, y yo también. No teníamos amigos editores, no teníamos
editores, los editores vinieron después y es una tentativa de deformar la
realidad. Sostener que el Boom es una maniobra hecha con fines de promoción,
pues la verdad es que ninguna promoción editorial ha salvado a un autor o a una
literatura.
Con
una gran campaña de promoción puedes lanzar un libro, una primera edición, pero
si el libro no vale por sí mismo ¿Cuánto tiempo dura?
A
mí lo que me alegra de este fenómeno llamado Boom es que hay dos cosas: en
primer lugar, que hemos sido leídos por primera vez por nuestros compatriotas.
Yo pertenezco a una generación que no leía a los escritores latinoamericanos
sino con cuentagotas, teníamos a Borges, teníamos a Artl, teníamos a
dos o tres y ahí se acababa. Estamos vueltos a Europa. Lo que leíamos era la
última novela de Graham Greene, la última novela de François Mauriac, la última
novela de Paul Bako, de Hemingway ¡Magníficos escritores que hay que leer! Y en
buena hora, pero estábamos de espaldas a nuestra realidad y en diez años de eso
que llaman el “Boom” sucede que hay millones de latinoamericanos que se han
despertado a ese hecho maravilloso de tener confianza en sí mismos porque si yo
tengo confianza en un escritor argentino, estoy teniendo confianza en mí mismo.
Tengo confianza como perteneciente a una sociedad, a una cultura, a un ritmo
histórico, entonces de golpe tenemos un continente que nos lee a nosotros.
Entonces, fíjate lo que eso significa como signo revolucionario, como búsqueda
de una identidad, sabemos cada vez mejor que somos latinoamericanos y que como
dijo Darío, invirtiendo la frase -tantos millones de hombres no hablaremos
inglés, hablaremos español- y esa es la segunda mitad de las cosas que toca
España y es que a mí me da tanta alegría el hecho de que ustedes los españoles
nos leen a los latinoamericanos y nos ven amistosamente, nos leen
fraternalmente – bueno- después de un largo periodo de distancia y tú conoces
muy bien, ese contacto es fecundo, ese contacto nos vuelve a enlazar.
Ya
no necesitamos German Cortés, ni a Pizarro, los que crearon las diferencias –
no, no- ya no, ya somos un solo conjunto unido por un idioma y ojalá por un
mismo destino histórico.
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